Indudablemente renacer, ya hace muchos años que decidí marcar mi cuerpo con un símbolo que para mi es vital, un fénix, llamado en al antiguo Egipto Benú este ave que renace tras su muerte ya gozaba del mismo significado. Un ave centenaria, capaz de vivir hasta 500 años y que al llegar a la culminación de su vida se inmolaba a si misma reduciéndose a cenizas para más tarde de esas mismas cenizas resurgir nueva y completamente vigorosa.
Así es la vida, caer, morir, levantarse y resurgir de esas cenizas a las que ha quedado reducida, pero del mismo modo es también volver a ponerse en pie con la cabeza erguida y con toda la energía del mundo volver a intentarlo nuevamente.
Aquí estoy de vuelta, de vuelta de un periodo de descanso en el que me han pasado millones de cosas, pese a todo me he acordado mucho de mi blog, y me daba incluso rabia estar en la playa y no poder contaros cosas que me iban sucediendo, pero no disponía de los medios necesarios, y del mismo modo también era necesario un periodo de retiro, para oxigenarme y reflexionar, y ¿me ha servido de algo? Pues la respuesta es no, ahora estoy más perdido que nunca, con mil proyectos y con la misma cantidad de kilos de miedo para llevarlos a cabo, pero aún hay que madurar ideas, que ya no puedo ir por el mundo siendo tan impulsivo, saltar seguiré saltando, pero mirando de vez en cuando si las sujeciones siguen estando seguras.
Quiero comenzar mi vuelta dando muchos ánimos a toda le gente que por alguna razón se siente mal, o que tiene la percepción de que no es plenamente feliz.
Quiero alentar a todas las personas que persiguen un sueño a que se levanten cada día con la mentalidad de que ese sueño se va a llevar a cabo y que todo lo que anhelan llegará mas tarde o más temprano, pero que ninguno de vosotros abandone sus sueños.
¿Y por que cuento todo esto? Pues porque yo he muerto varias veces, y la última ha sido una de las más intensas y no me he dado cuenta de que estaba muerto hasta que he resurgido y he visto el poder que tenía, a veces uno no es consciente de que estaba muerto hasta que no renace.
Durante muchos meses la vida se volvió gris, y aunque en todo momento he tratado de mantener una compostura positiva y alegre, lo cierto es que bajo la sonrisa, se escondía un alma triste, que había perdido la ilusión y que se había refugiado en el trabajo para ni tan siquiera recordar.
Pero llegó el momento de la destrucción total, y con ella la resurrección. Acudiendo al símil del fénix, me elevé en el aire hasta que dejé de sentir mis articulaciones, se detuvo el tiempo, y con el se detuvieron también mis pulsaciones, el corazón dejó de latir y la sangre de mi cuerpo entro en erupción, como si de lava volcánica se tratase comencé a sentir el calor que lo recorría, a través de los poros de mi piel brotaban lenguas de fuego que poco a poco fueron rodeando mi figura.
Lentamente, mi tez comenzó a perder su color pasando a ser completamente incandescente, ya no hay dolor, ya no hay sufrimiento, tan solo siento paz y liberación, siento como me vuelvo libre y me fundo con el aire, ya nada me ata a este mundo, la intensidad del calor es ya prácticamente insoportable, pero no siento nada, solo poder, siento la fuerza de esa destrucción y ya no hay nada.... solo el silencio...
Abro los ojos, miro sorprendido a cada lado, recuerdo absolutamente todo lo sucedido, extiendo mis alas para estirar los músculos, soy yo de nuevo, pero soy un yo diferente, fuerte, positivo, optimista, poderoso, ha desaparecido todo rastro del dolor, del sufrimiento, la ira, el rencor....
Alzo el vuelo y miro el mundo bajo mis pies, sigue siendo el mismo mundo, y ahora ese mundo me pertenece nuevamente...
el problema es que muchas personas no se dan cuenta de que están muertas, o se da cuenta, pero no saben que para resurgir, simplemente hay que darse cuenta y levantarse.
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