jueves, 7 de febrero de 2013

Y tu mamá también

Mi madre, al igual que todas las madres del mundo venía ya de serie con un microchip que les deben implantar al nacer justo por debajo del cerebelo.

Ellas nacen, crecen, se reproducen (las más feas a veces lo tienen jodido) y en el momento que te han concebido... ¡Plín! Microchip activado. Desde ese momento debe comenzar la descarga de un curso online de "Como ser madre y frases a aplicar en cada momento".

Todas las madres del planeta tienen el mismo "modus operandi". Tu acabas de llegar al mundo y lo único que quieres es comer y dormir, y ella te acribilla a preguntas. No es que no tengas las respuestas, es que no tienes ni puta idea de lo que te están contando. ¿Quién es lo más bonito del mundo? ¿Quién te quiere a ti? ¡Pero yo que se! Si nos acabamos de conocer...

Con los días se va despertando en ellas el sentido de la propiedad y a partir de ese momento, una madre ya incluye a su hijo en todas las conversaciones.

- Pepita hija que ganas tengo de llegar a casa y tomarme un café.
- Uy pues mi niño si que me come bien, me deja los pechos mas secos que el chocho de una barbie.

- Que contenta estoy Pepita, ¡Me acabo de licenciar!
- Pues mi niño si que me saca buenas notas en plástica...

Pero por entonces tu eras un comino, vivías en la más absoluta ignorancia. Hasta que de repente un día, el chip entra en fase dos y comienza la descarga de frases célebres hacia el cerebro de tu progenitora. A partir de ese momento cada instante de tu vida tendrá un titular, porque una madre es capaz de enseñarnos muchas cosas.

- Religión:”Más te vale que reces para que se quite la mancha del sofá".

- Ambigüedad: "Ni bicicleta ni bicicleto, ni coca cola ni coca colo".

- Precaución: "Más te vale que te pongas los calzoncillos nuevos, como algún día te pase algo y te lleven al  hospital se van a reír de ti".

- Ironía: "Tu sigue llorando, que como vaya yo vas a llorar por algo".

- Cumplimiento del deber: "En lo que estés en mi casa harás lo que yo te digo".

- Compartir: "¿Voy yo a ayudarte a ensuciar los cristales?

- Sensaciones térmicas: "Te aseguro que esta noche te vas caliente a la cama".

- Contorsionismo: "Te meto un guantazo que te vuelvo la cara para el otro lado".

- Ventriloquia: "¡Qué te calles y me digas dónde has estado!".

- Arquitectura: "¿Otra vez te vas? No, descuida que no se te cae la casa encima.

- Telepatía: "Tráeme eso de ahí que está encima de eso".

- Manualidades: "Como me vuelvas a contestar te pongo los dientes de rosario".

- Inmovilidad: "De ahí no te mueves hasta que no te comas todo".

- Economía: "¿Qué te crees que tengo aquí el Banco de España?".

- Desahucio: "Esto no es un hotel de 5 estrellas, ya sabes donde tienes la puerta".

- Lógica aplastante: "Porque lo digo yo y punto".


Todas las madres tienen superpoderes, ellas son capaces de adivinar lo que te va a suceder antes de que ocurra.

- Como te caigas cobras...
Y te caías, y efectivamente encima cobrabas.

- ¡Mamá, no encuentro mi jersey azul!
- Está en el armario, en su sitio.
- No lo veoooooo
- ¡Cómo vaya yo y lo encuentre encima cobras!
Y lo encontraba, lo encontraba. Y una vez más cobrabas.

- Bebe despacio que te entra hipo...
- Hip, hip, hip, hip...

Pero un superpoder a destacar en toda madre es el lanzamiento indiscriminado de zapatilla. No importa que te escondas o que corras por el pasillo, su lanzamiento es tan perfecto y tiene tal efecto que la zapatilla es capaz de variar su trayectoria en mitad del recorrido para atizarte.

Llegabas a casa en tu época de rebeldía, habiéndote tomado 15 litros de calimocho, 22 chupitos y con medio paquete de tabaco en cada pulmón. Al llegar al portal de casa, te regabas con la colonia que precavidamente habías guardado en el bolsillo, metias en la boca dos caramelos de menta extra fuerte y una caja de chicles con más clorofila que la sabana africana y subías por la escalera para no hacer ruido con el ascensor. Pero misteriosamente tu madre estaba esperando al otro lado de la puerta más tiesa que una vela, y nada más meter la llave en la cerradura:

- ¡Tu has fumado!
- ¿Yooo pero que dices?
- ¿Y ese paquete de tabaco? Encima no me mientas que me llevan los demonios...
- Si este paquete es de un amigo que se lo guardo para que no se lo encuentre su madre..

Y claro, del estado de nervios, entre que se te ponían los huevos de corbata y que tu no sabías que el calimocho, el bayleis, el tequila, la absenta y otros 19 chupitos más entre si se repelen, pues te entraba una vomitona que ríete tu de la niña del exorcista, y con tanta escandalera el padre Carras se levantaba de la cama:

- ¿Pero que pasa aquí? ¿Y tu que has bebido?
Y mientras tu hacías el trasvase del Ebro de media Bodega Osborne al watter de tu casa, tu madre hacía reinar la paz en el hogar mintiendo como una bellaca.
- Se ve que le ha sentado mal la hamburguesa al pobre. Anda, acuéstate hijo.


Las madres y la hora de las comidas también nos han dejado momentos para recordar.

- ¿Mamá que hay de comer?
- Canguingos y patas de peces.

- Mamá tengo hambre...
- Pues caga y lambe.

- ¿Que has hecho de comida?
- Lentejas, si las quieres la comes y sino las dejas.
- Pues mis amigos no las comen.
- Y si tus amigos se tiran por un puente, ¿tú vas detrás?"

- ¿Has cenado?
- Si mamá ya he cenado.
- ¿Y tu te crees que eso es una cena?

Incluso a día de hoy aún tengo preguntas sin respuesta...

"Cuando seas padre comerás huevos"... ¿Esto que era? ¿Por los triglicéridos?

"Bébete el zumo rápido que se le van las vitaminas"... ¿A donde se van las vitaminas?

"No cojas nada que te den a la puerta del colegio" ¿Con lo cara que es? ¿Cómo iban a meter droga en caramelos?

¿Para que quieren todas las madres tener la luna? Le pidas lo que le pidas siempre te contestan: "Y yo quiero la luna...".


Las madres y tus escapadas de fin de semana son sin duda alguna el momento interrogatorio por excelencia.

- Mamá, este fin de semana me voy fuera con mis amigos.
- ¿Dónde vais?
- ¿Cuantos vais?
- ¿Quienes vais?
- ¿Con quien vais?
- ¿Cuantos días vais?
- ¿Y para que vais?
- Tened cuidado, y abrígate bien que coges frío en los riñones. Y nada más que llegues me llamas.

Y es que las madres no han dejado muchísimas anécdotas y frases, incluso ellas mismas ya forman parte del léxico español.

Que quieres expresar enfado o cabreo "Me cago en tu puta madre".

Para manifestar sorpresa o extrañeza "Ay mi madre".

Para maldecir "La madre que me/te/lo parió....".

Que algo está guay "De puta madre"

Que no lo está "Su puta madre"

 Y así podríamos continuar hasta hacer no un libro, sino una trilogía,  pero al parecer sigue siendo más rentable seguir instalando el microchip a tener que pasarle a una madre las instrucciones en formato texto.

Así pues, bien es cierto que madre no hay más que una, y a mi me tocó la mejor.

Te quiero mamá.






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